15 de marzo de 2010

Poéticas transversales

FÁMULO
Francisco Ferrer Lerín
Tusquets. Barcelona, 2009. 128 págs.


No se equivoca la solapa del más reciente libro de Francisco Ferrer Lerín (Barcelona, 1942) al calificar a este poeta como uno de los “más originales y ‘problemáticos’ de la segunda mitad del siglo XX”. Podríamos añadir otros adjetivos: anómalo, raro, complejo, excéntrico, fuera de serie. Lo cierto es que los efectos de su escritura no dejan indiferente al lector; por el contrario, al margen del rechazo o de la simpatía, promueven en todo caso la provocación. No obstante, por la sinuosa gama de registros y artificios que comporta, hay que aceptar que el trabajo poético de este autor, relacionado por inercia con la generación de los Novísimos, está destinado casi a esa tribu de pronto invisible y en permanente riesgo de extinción que es “quien ame la poesía” y sin el cual “no tendría sentido continuar la labor”.

Sin embargo, este aparente aire de selectividad que pudieran irradiar las exigencias del metabolismo poético de Ferrer Lerín contrasta con el vasto y representativo compás de apertura que despliega ávidamente no sólo hacia realidades que no sean el arte y la literatura, sino también hacia diversas formas de enunciación y plasmación gráfica que adquiere un proyecto lírico de naturaleza contingente, es decir, sujeto a las imprevisiones, los azares y las falsas pistas que depara la génesis del poema en tanto que proceso creativo dueño de su propia vitalidad y autonomía. Por ende, Fámulo acoge un zigzageante camino de expresión que escapa a las más comunes tipologías del género, sorteando la comodidad y los automatismos de las dicciones preexistentes.


Así, Ferrer Lerín afianza la principal cualidad de su instinto compositivo, misma que consiste en el talante proteico de un flujo textual que permite transitar de una pieza a otra por distintos tonos de locución, dominios semánticos y modelos prosódicos, exhibiendo, por ejemplo, una sutil aplicación de la cultura literaria y de las estrategias del discurso que consiente entrever un tratamiento a un tiempo cándido y malicioso de la materia verbal. Lo motivador, para nosotros, ocurre en el trayecto de lectura, donde la ironía, el anticlímax y la reticencia van hilando con perspicacia una comparecencia poliédrica cuyo mayor impacto es la extrañeza y el desconcierto como síntomas, estados y signos de identidad de lo poético.

En esta tesitura, Fámulo elude constantemente la idea, el convencionalismo o la preconcepción de lo poético. Esto mediante la procuración de parcelas temáticas de interés científico, cuando no radicalmente particular o circunstancial. Dos secciones del volumen lo proclaman: “Paleografías” y “Ornithologiae”, aunque hay bastantes poemas animados por una desgranada constelación de pasiones intelectuales: la ficción de Melville, el homme sauvage, las historias locales, el paisaje rural, la geografía, el cine, la mitología nórdica. Ferrer Lerín procede de manera analítica y a expensas de un lenguaje crítico, dado su alto nivel de autoconsciencia. Al ahondar en tan múltiples senderos de eventual erudición, el poeta mantiene vigente la dimensión enigmática de la poesía como teatro de pulsiones intuitivas.

Dicho lo anterior, el rasgo que cruza verticalmente el índice y los siete apartados de Fámulo concierne a su proclividad culturalista, manifiesta en un sistema de referencias nominales de índole personal y enciclopédica, y, simultáneamente, en la afluencia de arcaísmos, cultismos y frases en desuso intercalados con vetas de coloquialismo que refuerzan, por su parte, la accesibilidad del poema, compensando sus acertijos. A este respecto, el indicio biográfico y el gesto memorativo viene a constituir un contrapunto experiencial para trabar un itinerario de cifrada emotividad que demanda, como ya se apuntaba, criterio poético, sí, e igualmente disposición lúdica. Hay que recordar, con Lezama, que sólo lo difícil es estimulante, pero habrá que asumir lo estimulante en consonancia con la sugestión, la búsqueda, la excitación, como sucede en los mundos poéticos de Francisco Ferrer Lerín.

(Reseña publicada en el número 316 de la revista española Quimera correspondiente al mes de marzo de 2010.)